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"Las cajas españolas", de Alberto Porlan 23/11/2004 - chc
El
increíble viaje del patrimonio artístico español durante la guerra
civil. Su llegada a Ginebra y posterior regreso a España en plena guerra
mundial. Estrenada en España el 12 de noviembre.
Sinopsis
Desde noviembre de 1936 hasta septiembre de 1939, lo más selecto del
patrimonio artístico español, acumulado a lo largo de centurias,
experimentó los azares que le impuso la guerra civil. Tras unos primeros
días en que los grupos de incontrolados se ensañaron contra toda clase
de objetos artísticos, especialmente los de carácter religioso, el
gobierno republicano se impuso sinceramente la tarea de proteger y
salvar a toda costa los bienes culturales de la nación. Se creó para
ello la Junta de Defensa del Tesoro Artístico, que, presidida durante
toda su existencia por el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio, asumió
la ingente tarea que se le asignaba.
Cuando, en noviembre de 1936 las tropas nacionales llegaron a las
puertas de la capital y comenzaron los bombardeos sobre la ciudad, el
gobierno decidió abandonar Madrid y trasladarse a Valencia. Por
resolución del Consejo de Ministros, el Tesoro Nacional debía de
acompañar en lo sucesivo al gobierno allá donde éste se desplazara. A
este fin, se procedió a embalar los cuadros en cajas individuales
especialmente fabricadas para contenerlos, y enviarlos a Valencia en
pequeñas expediciones.
En las Torres de Serranos se montó una instalación modélica, provista
incluso de un eficiente sistema de aire acondicionado, que fue estudiada
y admirada por técnicos internacionales. Algunos de ellos declararon
que, a su juicio, nunca antes habían estado las obras de arte españolas
en mejores condiciones de conservación.
Los avances del ejército nacionalista, que amenazaban con partir en dos
la zona republicana, aconsejaron la marcha del gobierno a Barcelona, y,
por lo tanto, también la del Tesoro. Las piezas fueron distribuidas
entre el Palacio de Perelada, sede del Presidente de la República, el
castillo de Figueras y una mina de talco situada en las inmediaciones de
la frontera francesa, en La Vajol.
Después, impulsado secretamente por el muralista catalán José María
Sert, que era un agente del gobierno de Burgos, se constituyó un
denominado Comité internacional para el Salvamento del Tesoro Español
del que formaban parte destacadas personalidades culturales
internacionales, sin representación italiana ni alemana. Este Comité, se
ofreció a custodiar la conducción de las cajas hasta quedar depositadas
en los sótanos del Palacio de la Sociedad de Naciones de Ginebra.
En medio de la noche, y acompañados de unos cuantos oficiales de alta
graduación, el Ministro de Estado y el propio Presidente de la
República, tuvieron que apostarse en la carretera para requisar los
camiones necesarios, desalojando de ellos armamento, vituallas e incluso
heridos.
El 12 de marzo de 1939 salió de Perpignan el tren especial que
transportaba las cajas españolas. El eco que tuvo aquél traslado fue
mundial. Se calificó como "el mayor tesoro que se había transportado
jamás", y los nueve republicanos que los custodiaban fueron saludados
como héroes. Las autoridades suizas solicitaron montar una exposición
temporal con las mejores piezas. Franco aceptó. La exposición atrajo a
una muchedumbre de visitantes a Ginebra y fue descrita como el suceso
artístico del siglo.
La Segunda Guerra Mundial estalló con los cuadros colgados en la sala de
exposiciones. La frontera de Francia se cerró dos días más tarde y la
movilización general colapsó su red ferroviaria. Milagrosamente, la
intervención de Sert consiguió del Ministro francés Monzie un tren
especial que recorrió el territorio francés, sin luces, para prevenir
los bombardeos, la noche del 6 de septiembre. Tres días después, el 9 de
septiembre de 1939, las cajas volvían a atravesar la puerta del Museo
del Prado por donde salieran casi tres años antes. Estaban en buenas
condiciones y no faltaba ninguna.
Cómo se hizo, por Alberto Porlan
"Las cajas epañolas" no se trata de un documental convencional, que
incluye entrevistas con testigos, supervivientes o especialistas en el
asunto, sino que plantea un relato continuo, más parecido a un filme de
ficción.
Queríamos que el espectador siguiera los hechos sin interrupciones, que
se olvidase de que estaba viendo un documental. Que el propio desarrollo
de los acontecimientos históricos asumiese el rol de guión
cinematográfico.
Por ello cuidamos especialmente la continuidad del relato desde el
aspecto visual. El material cinematográfico de época que se conserva
sobre la defensa del Tesoro artístico no llega en total a los diez
minutos. En cambio, existen más de dos mil fotografías con las que
documentaron sus trabajos los miembros de la Junta de Defensa del
Tesoro. Parte de la tarea consistía en reproducir ante una cámara
cinematográfica lo que en su día había pasado frente a una cámara
fotográfica. Y, paradójicamente, debíamos rodarlo de modo documental
para producir el deseado efecto dramático.
Esto implicaba renunciar a elementos tan esenciales de la semántica fílmica como el plano-contraplano, el uso de zoom o
los movimientos de cámara no manuales. Pronto pudimos comprobar que
estas aparentes limitaciones daban una gran frescura y veracidad a
nuestros planos. Por otra parte, Antonio Belizón realizó un excelente
trabajo de dirección artística que ayudó mucho a esta sensación de
veracidad.
La fusión entre el material de época y el filmado por nosotros a partir
de las fotos, exigía un gran tiento si deseábamos mantener la ilusión de
continuidad. Las facilidades que ofrece el tratamiento electrónico de
la imagen, ayudaron en gran medida a conseguirlo. De tal modo que hay
planos que comienzan con fotogramas rodados actualmente y concluyen con
fotogramas de época, sin fundido ni solución de continuidad apreciables
entre ellos. El trabajo de montaje realizado por Rory y el equipo de
Claqueta ha sido, en esta película, tan complejo e intrincado como
decisivo.
Alberto Porlan, director y guionista
Investigador y escritor prolífico. Como novelista y poeta ha publicado
libros en prestigiosas editoriales españolas como Hiperion, Alianza,
Mondadori, Renacimiento y en numerosas revistas literarias. Porlan ha
desarrollado una larga carrera como guionista y director en la
televisión y la radio española, y fue redactor jefe de Televisa Europa
desde 1978 a 1981. Como investigador ha dedicado un gran numero de
ensayos a la guerra civil española. Este documental es fruto de una
larga investigación a través de numerosas entrevistas con los
protagonistos de esta historia, la búsqueda en documentos olvidados y el
descubrimiento de material de archivo cinematográfico inédito sobre la
guerra civil española.
Ficha
técnica
España - 2004 Dirección: Alberto Porlan Productora: Iberautor, Euroficción, Drop a Star Productor: José del Río Mons Guionista: Alberto Porlan Fotografía: José del Río Mons
Ficha
artística
Timoteo Pérez Rubio (Ramón Linaza), José María Sert
(Manuel Barceló), Rafael Alberti (Vicente Garrido), Mª Teresa León
(Cristina Ribera), Azaña (José Bravo), Blanca Chacel (Mónica Rey), Elena
Gómez de la Serna (Laura B. Cabriñana), Natividad Gómez Moreno
(Alejandra Caparros), Manuel Gómez Moreno (Juan Ignacio Alonso) José Mª
Giner (Andrés del Campo), Robert Fernández Balbuena (Jesús Muñoz),
Álvarez de Vayo (Medardo Amor), Sánchez Cantón (José Antonio Pérez),
Avenol (Juan Carlos Arrien), Teniente Blasi (M. Ángel Rodríguez), Kenyon
(Antonio Tato), Mann (Francisco Oria), Paul Lachenal (Modesto
Caballero), Jaujard (Eugenio Romero), Mc Laren (Larry Tayles).
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